-Que triste es la vida- Dije con un aire que pretendía ser filosófico mientras sostenía una lata de Red bull en una mano y un encendido de chocolate en la otra, lo cual, mas que filosófico era mundano.No obtuve respuesta.
-No estamos haciendo viejos flaco -Insistí.
- (Risas) ¿Tanto?
- Ya no somos pibes; tengo que pagar mi Internet ¿sabias?, cuando nos queramos dar cuenta vamos a estar llevando los chicos al colegio, vamos a ver a nuestros amigos una vez al mes y mas rápido de lo que crees, vamos a estar muertos.
- Bue, un poco trágico hermano.
- No, es así, tenemos que hacer algo ahora. No, no ahora, ¡ya!
Esas ultimas palabras parecieron tener un efecto mucho mas contundente en mi interlocutor, pudiera ser que entendiera en ellas, una posibilidad de hacer algo completamente fuera de lo normal.
-¿Algo como que? -Inquirió con una muy fingida falta de interés. Bajo el balcón, a unos 30 metros, un grupo de chicas reía sonoramente.
- Vamos a encararlas, a las cuatro. ¿Quien sabe? capaz que ya están borrachas.
-Tiene toda la pinta, pero... no te da la cara, ademas ¿y Sara?
-Hay que mirar al futuro -Dije sin saber muy bien que responder ni tan siquiera que significaba eso.
Su interés ya era demasiado evidente como para seguir ocultándolo con objeciones absurdas, por lo que se limito a reír y dar el visto bueno con la cabeza.
No perdimos un segundo, bajamos rápidamente a la calle, el viento (si es que había) no lograba mover ni la hoja mas chica del árbol mas alto. Era de agradecerse porque el frió parecía menos de aquella manera.
No mediamos mas palabras y comenzamos a acercarnos al cuarteto antes mencionado. Mi compañero parecía mucho mas decidido que yo a esa altura. Faltando unos metros, nuestro avance era con las miradas de todo el conjunto femenino sobre nosotros.
Saco mis manos del abrigo las extiendo frente a mi boca y expiro, el característico vapor de invierno saliendo de nuestros labios se hizo presente -¿podemos esperar juntos? -Pregunte. Tristemente fue lo mejor que se me ocurrió. Las cuatro rieron nuevamente de manera muy sonora, y la mas alta dio su visto bueno con un gesto de la mano.
Tengo que decir que esperaba un rebote espeluznante, que me motive a subir otra vez al piso, fumarme lo que queda y seguir en mis elucubraciones, pero esta vez con un ingrediente nuevo; eso no paso, y lo cierto es que me puso incomodo.
Su predisposición, la de las cuatro, parecía demasiado buena para ser cierta. Reconozco que mi compañero era bastante atractivo, pero nada que no se pueda ver en cualquier garito. Fugazmente, vino a mi el recuerdo de una publicidad de cervezas donde un hombre sugería "Estamos en una publicidad de Quilmes" y otras cosas como "Desde cuando bailas con la linda?" que en esta situación parecía incluso reveladora.
Una de ellas, posiblemente notando mi turbación, se apresuro a revelarse en su forma originaria; desde su corta mini falda empezó a extenderse un apéndice carnoso que no se detuvo hasta llegarle a la rodilla, no podia ser otra cosa, era un pene, un pene del espacio.
-Somos habitantes del planeta Xium, venimos en una misión sexual y...
-No pará, pará, ¿Que estas haciendo? me dijiste que iba a ser un cuento de nosotros dos teniendo una noche afortunada, ¿y ahora me salís con esta payasada? ¿del espacio? ¡que gilipollez!
- Callate boludo, el cuento es mio y lo escribo yo; Ahora por gil, el orto te lo rompen a vos.
